Por José Nuñez.
Dedicado al amigo, al abogado Wellington Ramírez, y en él, a todos los que hacen la doble función de ser políticamente activos en las redes sociales y en los trabajos prácticos.
Ciertamente, hoy en día usted no gana unas elecciones presidenciales sin el uso y soporte de las redes sociales.
Aunque también, no se gana exclusivamente con el apoyo de los militantes digitales, de esos incansables y persistentes en las redes sociales, en otras palabras, éstas son necesarias para un público generalmente joven y de mediana edad.
Además, los que están activos en las redes sociales son fundamentales en temas específicos, que están sobre el tapete y para momentos coyunturales.
Por la contribución de las personas digitales en la ayuda del posicionamiento electoral de un candidato o de mantener al mismo en el tapete conjuntamente con el o los temas de interés al electorado que los conectan con el aspirante, ahí está la importancia de que este tipo de colaboradores se integren a las labores prácticas.
La integración de los nativos digitales a los trabajos cara a cara o administrativos en las aspiraciones presidenciales de su candidato, los harán personas más originales, conectadas con el público, más creativos y con una conciencia de mejores y mayores compromisos.
Entonces la interrogante, ¿pero no se integran?, viene precisamente por los útiles que son estos individuos para un candidato, y es realmente un desperdicio, ya que teniendo tantas capacidades subutilizadas, por no conectarse con el mundo práctico de la política, éstas tiendan a diluirse.
Además, el acomodarse solamente a aupar, criticar o defender desde el hogar u oficina, sin vivencias reales con el público, con la sociedad, puede provocar que muchas veces envuelto en su micromundo, se desvinculen de las verdaderas necesidades comunitarias de su entorno y del país.
Trabajar estos hombres y mujeres digitales desconectados de los procesos políticos electorales prácticos, tampoco influye positivamente en hacerlos unos entes comprometidos con la causa, lo que obviamente podría provocar en cualquier momento y por cualquier pequeñez, la ruptura con la simpatía de su candidato predilecto.
Por lo tanto, jóvenes y no tan jóvenes, nativos digitales y los nacidos fuera de este tiempo, mujeres y hombres casi imprescindibles, rompan el término «casi», lo que se lograría al ustedes integrarse a los trabajos proselitistas prácticos en cualquiera de sus diferentes maneras.